martes, 12 de mayo de 2015

La prevalencia del idioma inglés desde la segunda guerra mundial, ha impedido que se conozca la verdadera causa de porque engordamos

Hay dos tendencias por parte de los investigadores sobre las causas de la acumulación de la grasa corporal
  • Por una parte está la tendencia considerada oficial que establece que el consumo excesivo de calorías es lo que provoca la obesidad. O sea que vienen a decir que es una cuestión matemática; Calorías tomadas menos calorías consumidas igual a mas o menos kilos de peso corporal. Con lo mal que la biología se lleva con las matemáticas.
  • Por otra parte están los que defienden que no todas las calorías tienen el mismo efecto ni que todos los individuos responden igual a la ingesta de alimentos. Plantean que es un problema de desajuste hormonal, de hiperinsulinismo. A estos últimos, se les ha intentado continuamente amordazar, aunque últimamente tienen más resonancia. 
La prevalencia de la teoría oficial ha impedido que se realizasen verdaderos estudios que permitieran conocer la verdad. 
Pero esto no es nuevo. 
Viene desde el fin de la segunda Guerra Mundial. 
Ya entonces, antes del comienzo de la guerra los científicos alemanes, habían descubierto que en realidad la acumulación de grasa en el cuerpo se debía a que las hormonas y el sistema endocrino del individuo, funcionaban de forma inapropiada. 

Esto iba en contra de la teoría del “equilibrio energético” que defendía y aún defiende que: Engordas, si tomas más calorías de las que gastas.
Uno de los primeros endocrinos, Wilhem Falta, discípulo de Von Noorden, ambos alemanes, aseguraba ya entonces, que era la insulina la que provocaba  la obesidad y tenía una importante relación con la diabetes.

Pero había un problema;
La mayoría de la literatura científica sobre obesidad, estaba escrita en alemán en aquella época.

Y como suele ocurrir, los vencedores impusieron sus intereses y desde la victoria contra los alemanes, los americanos e ingleses hicieron que la lengua inglesa pasase a ser la única lengua válida para las investigaciones científicas.

En EEUU prevalecía la hipótesis del equilibrio de energía (o sea, las calorías que entran por las que salen) 
Debido a esto, desde entonces ha seguido prevaleciendo en contra de muchas voces cualificadas, que pedían una revisión de esta hipótesis. 

¿Puede alguien imaginarse la cantidad de sacrificios, gastos, enfermedades e incluso muertes que se habrían evitado?

Pues por ejemplo, ahí va una estadística:
“En 2008, más de 17 millones de personas murieron por una enfermedad cardiovascular”.

¡Cuántos males se habrían evitado si la teoría de los alemanes se hubiese tenido en cuenta! 

Y es que los obesos no son gordos porque coman más de lo que deban.
El problema es la respuesta hormonal que en algunos individuos  se da, hace que las  calorías se almacenen como grasa corporal.


Pero esto que ya debería ser de dominio público, aunque parezca mentira, se sigue demonizando a nivel general.
Solo unos pocos científicos se atreven a contradecir a la endocrinología oficial.
Y conste que allá  por los años 60 ya se pudo comprobar que la acumulación de grasa corporal estaba regulada por la  insulina.

Desde mediados de los 70, los terapeutas saben que lo más eficaz para combatir la obesidad es la restricción de  los carbohidratos.
Y claro, esto es lo mismo que defendían  los científicos alemanes.
A pesar de ello, la mayoría de los médicos no terminan de ceder y siguen negando que la obesidad se debe al problema hormonal de la insulina.

Posteriormente, no han dejado de aparecer voces que tratan de hacer valer lo que por lógica iban descubriendo.

Para mi, uno de los mas acertados es el francés Michel Montignac.
Este  pionero de los Índices Glicémicos, desde 1980, propuso la utilización de estos Índices para la pérdida de peso.
Su método, ayuda desde entonces a la disminución y prevención de la incidencia de enfermedades metabólicas como la obesidad y las enfermedades cardiovasculares.

La obesidad se debe principalmente  al consumo de carbohidratos y azúcar.
Esto ya lo sospecharon los científicos alemanes, amordazados por los vencedores de la segunda gran guerra.
Desde entonces, intereses comerciales, han impedido que esta verdad se aceptara, pero la verdad, termina por romper los diques que la contienen y tarde o temprano termina por irrumpir.

Hace muy poco, el científico Gary Taubes, el director del Centro para la Prevención de la Obesidad de la Fundación New Balance David S. Ludwig o Eric Westman, director de la Clínica de Medicina Duke Lifestyle.
Han publicado en la revista Time un artículo en el que aseguran ya que:

“Que la dieta baja en carbohidratos es la que permite la pérdida de peso, y no necesariamente la baja en grasas, es cada vez más evidente.”

En la próxima publicación, veremos por que no han dejado que se sepa y veremos más evidencias de que los que tendemos a engordar, estamos muy equivocados en nuestra forma de llevar la alimentación.

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